Un comercio ético de especies exóticas es posible y están apareciendo nuevas formas alternativas al modelo actual que revierten la recuperación de las especies amenazadas. Y en Transportines creemos en un comercio ético de todas las especies, y en especial, aquellas más amenazadas.
Existen varias razones por las que en los países occidentales mantenemos a los animales exóticos en cautividad: industria del espectáculo, los zoológicos, la industria peletera o el sector de la investigación. Encontramos otra razón, y es la voluntad del hombre en establecer una relación con animales exóticos como si de una mascota se tratase.
Pero poco a poco la conciencia y responsabilidad social y medioambiental ha evolucionado en un sector que todavía se presenta incierto y controvertido en cuanto a opiniones.
En pocos años se ha experimentado grandes cambios, el primer del cual fueron las regulaciones legales, en especial, de la entrada en vigor del Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES), que supuso un claro avance en la protección de la biodiversidad.
A pesar de esta regularización, conocer las cuotas de captura legal de especies salvajes es difícil de controlar, ya que en muchos de los sitios de origen de los animales, el furtivismo se practica con asiduidad y es habitual encontrar especies protegidas en mercados locales.
La concienciación social ha conseguido que se haya ido substituyendo la captura de ejemplares en su medio natural por la cría en cautividad. Esta es una alternativa que facilita la adaptación de los animales comercializados. De esta forma nace el rancheo, es una alternativa entre la captura y la cría en cautividad, que se usa básicamente en reptiles y se controlan las poblaciones libres para obtener huevos que se incuban en cautividad para un mayor éxito de nacimientos. Es importante que este proceso este revisado por asesoramiento científico.
El comercio de especies exóticas es el gran responsable de la gran bajada de las poblaciones salvajes, pero a su vez, con la aparición del biocomercio, podría ser la gran salvación.
El biocomercio está definido como “toda actividad de producción, procesamiento, y comercialización de bienes y servicios derivados de la biodiversidad pero bajo los criterios de sostenibilidad ambiental, social y económica”.
Todos los beneficios obtenidos del biocomercio se destinan a la conservación del hábitat de los animales en riesgo de extinción, para así desarrollar actividades turísticas y educativas.
El biocomercio debe ayudar a la tenencia responsable de animales exóticos en comercialización, es decir, que actúen en pro de la supervivencia de aquellos que viven en cautividad. Para ello, el comprador final debe de estar informado, teniendo documentación que acredite el origen, aspectos biológicos y directrices para su mantenimiento.